El nuevo impuesto sobre servicios digitales: ¿en qué me afecta?

El nuevo impuesto sobre servicios digitales: ¿en qué me afecta?

La economía en todo el mundo cada vez se está volviendo más digital. Esto ha promovido la aparición de nuevos modelos de negocio. Los negocios digitales presentan, en este sentido, sus propias características. Tal es así, que la Unión Europea no ha querido esperar más para regular y gravar el sector de las empresas digitales. Estamos hablando del nuevo impuesto sobre servicios digitales. Pero, ¿en qué consiste exactamente?

La polémica del impuesto sobre servicios digitales

España ha sido el primer país europeo en poner en marcha esta medida propuesta por la UE. Todo empezó con lo que se llegó a conocer como Tasa Google. Un nombre acuñado en un principio debido a que el gigante de Google iba a ser el principal perjudicado. Con el paso del tiempo el término se ha generalizado hacia lo que ya se conoce como impuesto sobre servicios digitales.

El impuesto sobre servicios digitales consiste en un impuesto indirecto que supondrá el 3% aplicable en los ingresos brutos para aquellas empresas que contribuyan a:

  • La transmisión de datos en línea.
  • La publicidad online.
  • Los servicios de intermediación en línea.
  • La venta de datos generados a través de la información del usuario.

Como bien se ha recordado desde el Consejo de Ministros las PYMES no van a estar afectadas por este nuevo impuesto. Solo las empresas con una facturación de más de 750 millones de euros a nivel mundial y cuyos ingresos derivados de su actividad digital afectada por el impuesto estén por encima de los 3 millones de euros. Es decir, aquellas grandes compañías tecnológicas que ofrecen servicios digitales en nuestro país, pero que, actualmente, no estarían tributando por ello.

En definitiva, el objetivo de esta medida no es otro que favorecer que las empresas digitales tributen allí donde generan beneficios.

Cómo afectará esta medida a empresas y a usuarios

Aunque todavía existen muchas dudas en torno a su repercusión, lo más probable es que las empresas empiecen a cobrar por servicios que antes eran gratuitos. También se prevé que muchos productos aumenten su precio, como es el caso del Google Home. Todas estas medidas son compensatorias para equilibrar los gastos del impuesto sobre servicios digitales.

Otra de las suposiciones es que España se quede fuera de muchos proyectos digitales debido a este nuevo gravamen. Sin embargo, el Gobierno español con apoyo de la UE sigue apostando porque los beneficios obtenidos por grandes empresas digitales en nuestro país no se escapen del marco fiscal actual.

Los negocios en la red implican que, a veces, los usuarios no nos encontremos en la misma jurisdicción que la empresa. Sin embargo, estaríamos aportando un valor al negocio que no estaría teniendo en cuenta. O lo que es lo mismo. La tributación se estaría desplazando hacia la jurisdicción de la propia compañía.

Aunque la entrada en vigor de esta nueva Ley estaba prevista de manera inmediata, todo parece apuntar a que su aprobación oficial tendrá lugar antes del año 2020.